Desde el viernes tengo sentimientos contrapuestos. Estoy contenta porque me han dado destino en un instituto para todo el curso, de casi media jornada (concretamente un 0.4266, un nuevo invento del Departament) y cerca de casa. Por otra parte sé que esto implica llevar a Guerau a la guardería, y no estoy preparada.
Después de mucho pensar decidimos que si teníamos que llevarlo a algún sitio, lo llevaríamos a la guardería del pueblo. Y es donde irá. Es una guardería muy pequeña y este año serán 4 niños, contando al nuestro. El problema lo tendremos al mediodía, porque como muy tarde a la 1 lo tenemos que ir a recoger, ya que no hay servicio de comedor. Ya veremos cómo lo hacemos. De hecho, yo todavía no tengo mi horario ...
Me siento fatal por tener que dejarlo, porque estoy yendo en contra lo que siento y pienso. Porque me duele sólo de imaginar que tengo que dejarlo en manos de una desconocida y que estará allí unas horas.
Así que mientras estoy intentando asumir todas estas emociones que siento, Guerau está más pegado a mí que nunca porque nota que pasa algo. Hoy le explicaba que mañana se quedaría con papá un ratito porque que mamá iría a la escuela a saludar a la gente y a conocer el lugar donde estaré todo el curso y el horario que haré, y él me miraba con cara de "de acuerdo ". Y he aprovechado que me escuchaba tan atentamente para explicarle que dentro de unos días irá a la guardería (que él ya la tiene vista), con sus amigos del parque, y que se quedará con S. que lo cuidará mucho hasta que mamá o papá lo vayan a recoger. Y me dice: "nooooo".
Me sabe tan mal...
Ya os contaré como va yendo la adaptación (la suya, que la haremos muy lenta y progresiva, y la mía, que será más traumática).
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